28.4.09

WANG WEI (699—759) UNA POÉTICA DE OTOÑO


La fragancia estival/ se lamenta y expira./
¿Cómo detenerla/ para que no se vaya?
W.W.

Más allá de la recurrente lectura de los poetas de la dinastía Tang, la versión de un poema de Wang Wei, leído en un viejo libro de la editorial Fabril, volvía una y otra vez a mi cabeza: Retorno, el poema de los ciruelos.
Medico, poeta, calígrafo y músico a la vez que pintor, fue más conocido como pintor. En su poesía, dice Su Tung Po hay pintura y en su pintura poesía.
En edad avanzada, luego del fallecimiento de su esposa, una permanente melancolía hizo que fuera a un retiro en las montañas en Wang Chuan, provincia de Shen-si, donde vivió tranquilamente hasta su muerte, luego de tomar los hábitos budistas.


RETORNO

Llegas de mi país natal,
debes saber lo que allí pasa.
¿Han florecido bajo mis ventanas
los ciruelos del invierno
estos últimos días?


OTOÑO EN EL LAGO

El agua está pensativa como el cielo gris
y las charlas de las lavanderas
ocultas entre los bambúes
gira y vuela levemente
sobre el agua sin una arruga.
Los sauces silenciosos se miran en el lago.


Versiones de María Teresa de León y Rafael Alberti


CANTO DE UN ATARDECER EN OTOÑO

Bajo el leve relente otoñal
la octava luna.
Enfrió su manto
que no podrá mudar;
Tañe y tañe el laúd de plata
la noche entera:
Teme el regreso
a su cuarto vacío.


LA LUNA Y YO

Solitario, en el interior
del bosque de bambúes,
me siento
Rasgo mi laúd y tarareo
una canción.
En medio de la espesura
nadie advierte mi presencia.
Pero brillante, la luna acude
a verme
¡Cuán feliz me siento
en su compañía!


DESOLACIÓN

Una colina desierta
y nadie a la vista;
Solo el eco de unas voces
llega a mis oídos.
El oblicuo sol del atardecer
penetra en los espesos bosques
Y se refleja en los verdes musgos.


DE MAÑANA

Los capullos del duraznero
se tiñeron de rojo
con la lluvia nocturna.
Los sauces reverdecieron
con la niebla matinal.
Los pétalos caídos no fueron
aún barridos por los criados.
Los pájaros cantan. El morador
del cerro duerme todavía.

Versiones de Raúl A. Ruy

3 comentarios:

meridiana dijo...

qué buena selección Javier, cuando el remedo de "Exterminio" nos saca la lengua a través de aviones, de fronteras cerradas, vengo, leo a Wang Wei y el otoño se transforma, el rumor del agua se escucha, no, se VE.

abrazo

Lilián

Javier Galarza dijo...

justamente ¿habrán florecido bajo mis ventanas los ciruelos del invierno estos últimos días?

Anónimo dijo...

Wan Wei en dos blogs el mismo día es mucha sincronía para dejarlo pasar com si tal cosa. Me gusta (lo poco que he visto de) tu blog, con tu permiso te añado a favoritos.

Salud