12.12.10

TRES VERSIONES DE UN POEMA DE OSIP MANDELSTAM ESCRITO PARA MARINA TSVIETÁIEVA

 Colaboración especial: Natalia Litvinova


Elegimos este poema por el brillante recurso de condensación, propio del acmeísmo, donde una historia de amor queda sincronizada a su tiempo. Y a la historia.  
En un lenguaje despojado y profundo, el poeta crea varias capas de lectura, donde lo personal y lo social se implican mutuamente. A las dos versiones publicadas, agregamos una de Natalia Litvinova, realizada especialmente para la ocasión.

Nota aclaratoria de la simbología del poema:
Dedicado a Marina Tsvietáieva, quien en "Historia de una dedicatoria" (1931) describe "los días maravillosos, de febrero a junio de 1916, en los que, ofrecí Moscú a Mandelstam, en lugar de a mi misma". Evoca los personajes del "pseudo-Dmitri" y de Boris Godunov, en los que Pushkin se inspiró para su tragedia Boris Godunov, convertida en ópera por Mussorgski. Mandelstam identifica a Marina Tsvietáieva con Marina Mniszek, mujer del pseudo-Dmitri, con quien se identifica él mismo. La pareja recorre Moscú en trineo, en un viaje en el espacio que es también un viaje por escenas de la historia de Rusia. En concreto, Mandelstam superpone a la imagen del pseudo-Dmitri la de Alexis, hijo de Pedro el Grande, que fue ejecutado el 18 de marzo de 1718, acusado de organizar un complot contra su padre. Por otra parte, tras la caída de Bizancio a manos de los turcos, en 1453, Moscú fue bautizada por el monje Filoteo como "tercera Roma". El mismo monje señaló que "no habría una cuarta Roma". De esa manera, Mandelstam evoca y critica el mesianismo ruso y a los pensadores eslavófilos del XIX, quienes idealizaron la Rusia "moscovita", frente a la Rusia "europea", simbolizada en San Petersburgo.

(De Tristia y otros poemas, Igitur,1998)

I.
Versión de Jesús García Gabaldón

En trineo, tendidos en un lecho de paja,
apenas abrigados con una aciaga lona,
desde el Monte de los Gorriones a la iglesia
recorrimos la inmensa Moscú.

y en Uglich juegan los niños a las tabas
y huele a pan recién hecho.
Por las calles me llevan sin gorra
y arden en la capilla tres cirios.

No ardían tres cirios, sino tres encuentros:
uno, bendecido por Dios mismo.
El cuarto no tendrá lugar: Roma queda lejos,
y a él Roma nunca le gustó.

Se hundían los trineos en charcos de fango,
y el pueblo regresaba del paseo.
Enjutos campesinos y ariscas ancianas
piafaban ante la puerta de la ciudad.

Una bandada de pájaros eclipsó la húmeda lejanía
y se hincharon las manos unidas.
Llevan al hijo del zar, su cuerpo pavorosamente
se entumece
y a la paja rojiza prendieron fuego.


II.
Versión de Aquilino Duque

En trineos, de paja recubiertos,
con la manta del sino tapándonos apenas,
de los cerros de los Gorriones a la iglesia familiar
cruzábamos Moscú, tan grande, a la carrera.

Juegan en Uglich niños a las tabas,
huele el pan en el horno aún metido.
Por las calles me llevan, descubierto,
y en la capilla se consumen tres cirios.

No ardían tres cirios sino tres encuentros:
y uno de ellos Dios mismo lo bendijo,
un cuarto nunca habrá, Roma está lejos,
y a Roma él jamás la quiso.

Se hundían los trineos en los negros relejes,
y la gente volvía de la feria.
Campesinos enjutos y mujerzuelas malas
holgaban en los quicios de las puertas.


El húmero horizonte se ennegreció de pájaros,
y se hincharon las manos amarradas;
llevan ya al zarevich, se embota atroz el cuerpo,
y dieron fuego a la paja rojiza.

III.
Versión de Natalia Litvinova

En el trineo, sobre la paja tendida,
apenas cubiertos por una funesta lona,
de los montes de Vorobievi hasta la iglesia conocida
cruzábamos la inmensa Moscú.

En Úglich los niños juegan a la taba
y huele a pan de horno.
Por las calles me llevan sin gorro,
y tres velas arden despacio en la capilla.

No ardían tres velas, sino tres encuentros —
Dios mismo bendijo a uno de ellos,
no habrá un cuarto, Roma queda lejos —
él nunca amó a Roma.

En los baches negros se sumergían los trineos,
el pueblo regresaba de las fiestas.
Los hombres delgados y las mujeres malvadas
se despedían en las puertas.

Bandadas de pájaros oscurecían la húmeda lejanía,
y se hincharon las manos atadas;
llevan al hijo del zar, su cuerpo entumece —
prendieron fuego a la paja roja.

1916

Versión original

На розвальнях, уложенных соломой,
Едва прикрытые рогожей роковой,
От Воробьевых гор до церковки знакомой
Мы ехали огромною Москвой.

А в Угличе играют дети в бабки
И пахнет хлеб, оставленный в печи.
По улицам меня везут без шапки,
И теплятся в часовне три свечи.

Не три свечи горели, а три встречи —
Одну из них сам Бог благословил,
Четвертой не бывать, а Рим далече —
И никогда он Рима не любил.

Ныряли сани в черные ухабы,
И возвращался с гульбища народ.
Худые мужики и злые бабы
Переминались у ворот.

Сырая даль от птичьих стай чернела,
И связанные руки затекли;
Царевича везут, немеет страшно тело —
И рыжую солому подожгли.

1916


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